Teníamos la sensación de formar parte de un cuenta de hadas cuando nos topamos con este impresionante castillo que estaba abandonado en medio del campo.
A pesar de no ser especialmente grande, sus torreones y los fuertes muros de piedra se alzaban firmes en medio de monte, rodeado de plantas y árboles que parecían abrazarle.
Cuando entramos en su interior, lejos de encontrar unos muros fríos y sin vida, descubrimos un lugar cargado de encanto y alguna obra de arte digna de estar en un museo.
Por cierto,
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