Qué cosas hay en una casa abandonada de viticultores

Bodega de una casa abandonada

Hay ciertas casas abandonados que tienen una atmósfera especial, distinta a cualquier otro sitio que visitamos.

No sé si será el silencio, el suave crujido de su estructura al desplazarnos por sus estancias, como quejidos de dolor ante nuestras pisadas, o incluso el olor, olor a cerrado, a humedad, a antiguo. Si el pasado tuviera aroma, probablemente se parecería al de esta casa.

Tenemos que retroceder unos 200 años para iniciar este viaje en el tiempo, viaje que nos llevará a conocer el transcurso del tiempo en las familias que se dedicaban a la viticultura, tal como se hacía en este lugar.

En aquellos tiempos, sobre el 70% de la población vivía del campo, bien fuera como labradores, jornaleros, pastores o criados.

Curiosamente, si exceptuamos a la denominada prole, es decir, los jornaleros y criados, para el resto de población dedicada al campo, era difícil diferenciar si se trataba de labradores medios o burgueses. 

Las clases sociales no eran especialmente evidentes. 

Un 20% estaba agraciado por la fortuna, sin embargo, entre los acomodados y el proletariado, había un estrato social que se veía sometido a situaciones difíciles, los pequeños agricultores. 

Si sus cosechas no producían lo suficiente para vivir, podían verse obligados a trabajar como jornaleros para otros labradores en mejor posición.

No eran pocas las ocasiones en que los problemas económicos de los pequeños agricultores eran tan asfixiantes, que se veían obligados a alquilar o incluso vender sus tierras a grandes terratenientes.

Una época particularmente difícil.

Una época de trabajo de sol a sol.

Una época donde la principal preocupación era comer todo el año.

Las décadas fueron pasando. Nos acercamos a 1870. 

El número de personas que se dedicaban al campo, iba disminuyendo. El incipiente desarrollo industrial que derivaría en los que se denominó la segunda revolución industrial, hizo que la gente se fuera trasladando progresivamente del campo a las ciudades para trabajar en fábricas y ofrecer servicios.

Mientras tanto, en la sombra se estaba gestando una plaga, plaga que asestaba un golpe demoledor a algunos sectores agrarios.

Allá por el año 1863 procedente de Estados Unidos, desembarcó en tierras europeas una enfermedad que se cargaba la vid, la filoxera.

1878 fue un año dramático. 

La filoxera llegó a España, y los agricultores que se dedicaban al cultivo de la vid tuvieron una de sus peores pesadillas, las parras morían irremediablemente.

La enfermedad no afectó a todas las zonas por igual, unos pocos afortunados cuyas tierras eran menos permeables a la filoxera, pudieron mantener las parras dando sus frutos. Otros tantos reinventaron sus cultivos y plantaron otros productos, no sin una fuerte inversión en tiempo y dinero.

Allá el 1930, acabó la filoxera. El mapa de la viticultura en España había cambiado para siempre y un nuevo paradigma se presentaba ante los agricultores de la vid.

Se plantaron nuevos tipos de parra procedentes de otras regiones, y los métodos de elaboración del vino se beneficiaron de los avances tecnológicos que en la actualidad nos parecerían de risa, pero en aquellos años eran revolucionarios.

Las familias quienes sobrevivieron al embiste de las dificultades, tuvieron la oportunidad de formar parte del desarrollo del sector vitivinícola en todos los ámbitos, desde los campos, hasta la producción, distribución y venta, no sin antes tener que sufrir las penurias de una guerra civil, dos guerras mundiales y una dictadura.

No hemos logrado averiguar como un lugar como este, que ha resistido estoicamente grandes embiste de la vida, ha acabado en la más absoluta soledad, soledad de la que hemos podido disfrutar durante un rato, un rato entrañable.

Relatos del pasado con hechos curiosos y misteriosos de nuestra historia en tu bandeja de entrada. Te apuntas gratis. Te borras gratis.

Para cumplir la ley de protección de datos y entender que tu información está segura, debes leer y aceptar la política de privacidad. Tus datos serán guardados en Sered Hosting SL que también cumple la ley vigente.