Perturbadora casa abandonada del coleccionista de calendarios

La casa abandonada del coleccionista de calendarios

He aquí, uno más de esos lugares, una peculiar y misteriosa casa abandonada que nos dejó un tanto desconcertados. Apenas encontramos información sobre este lugar que lleva más de 30 años abandonado si atendemos a las fechas de los calendarios que allí habían y que, no eran pocos. 

Calendaros de mujeres en poses sugerentes que junto a la falta de objetos personales y detalles decorativos nos sugieren que vivió un hombre solo, un hombre entregado en cuerpo y alma al campo.

Visitar lugares abandonados, nos genera multitud de emociones. Una vez superado el subidón de adrenalina que tenemos al entrar a uno de estos sitios, nos ponemos a mirar con calma lo que nos rodea, y solemos sentir una indescriptible sensación que nos recuerda lo efímero que es nuestro tiempo.

Lugares vacíos que un día estuvieron llenos de vida, de ilusiones, de esperanzas, de buenos y malos momentos, de risas y lágrimas.

He aquí, uno más de esos lugares, una peculiar y misteriosa casa que nos dejó un tanto desconcertados.

Apenas hemos encontrado información de quien aquí vivió, aunque algunos elementos como la particular construcción de la casa, con una sóla habitación que tiene una cama individual, junto a una decoración que consistente en calendario de mujeres en poses sugerentes y la ausencia de fotografías y otros objetos que hicieran de la casa un hogar, nos hace pensar en que el propietario a quién llamaremos Gabriel, vivió sólo.

Se dedicó en cuerpo y alma al mundo del vino, ya en 1964 trabajó como cosechero para una bodega que por aquellos momentos, seguramente no imaginaría que llegaría a ser lo que es en la actualidad. Sí, aquella nómina de 1964 que firmó el fundador de la bodega se ha convertido en toda una institución en la zona.

Gabriel trabajó año tras año en el campo, coleccionando calendarios, y adentrándose cada vez más en la industria del vino, ya que hemos visto que acabo construyendo barricas, incluso produciendo su propio vino tal como apunta la existencia de una manguera para decantar.

No sabemos si repartiría su propio vino en la zona con su SEAT 600 que de buen seguro tuvo mucho kilometraje ya que incluso tuvo que cambiarle el motor en 1986.

Entre vino, calendarios y botes de conserva, fueron pasando las décadas hasta que finalmente, la casa quedó vacía, no sabemos si por fallecimiento de Gabriel, o porque se mudó a otro lugar, sea como sea, aquí, ya sólo habita el silencio.

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