Noble francés decapitado en este castillo abandonado

Caballo blanco

Viajamos a un castillo medieval abandonado que tiene todos los elementos clásicos de cualquier buena película de la época: historia, mucha historia, opulencia, nobleza, poder, intrigas, conspiraciones, incluso la traición a un rey que acabó con un ajusticiamiento.

Se trata de un enclave destacado durante prácticamente toda su vida útil, es decir, durante el tiempo que fue habitado  o prestó servicio a la sociedad. Un majestuoso lugar donde un día se dirigían los designios de todo un territorio, que en sus últimos tiempos acogiendo enfermos, para albergar, finalmente, silencio y polvo.

Durante prácticamente toda la vida útil del castillo, ha pertenecido a una única familia noble, cuyo linaje sigue vivo en nuestros días.

Hoy viajamos a un castillo medieval que tiene todos los elementos clásicos de cualquier buena película de la época: historia, mucha historia, opulencia, nobleza, poder, intrigas, conspiraciones, incluso la traición a un rey que acabó con un ajusticiamiento.

Nos encontramos en un enclave que fue un lugar destacado durante prácticamente toda su vida útil, es decir, durante el tiempo que fue habitado  o prestó servicio a la sociedad.

Estás ante un majestuoso lugar donde un día se dirigían los designios de todo un territorio, que en sus últimos tiempos acogiendo enfermos, para albergar, finalmente, silencio y polvo.

Durante casi toda la vida útil del castillo, el lugar ha pertenecido a una única familia noble, cuyo linaje sigue vivo en nuestros días.

Hay que mirar casi 1.000 años atrás para encontrar la primera documentación escrita de esta línea familiar, a la que llamaremos figuradamente, los Dampierre. El primer Dampierre ostentaba el título de señor territorial allá por el 1.100, época incluso anterior a la construcción del castillo.

El castillo comenzó su andadura a inicios del siglo XIV, reemplazando a uno anterior que había en el mismo emplazamiento. La mampostería, es decir, el método de construcción de muros de las diferentes caras del castillo de forma manual que se utilizó allá por 1300, se conserva casi por completo en la actualidad.

El ascenso de la familia en la zona fue en aumento. En el siglo XVI, el señor, que ya ostentaba el rango de barón, acabó siendo Mariscal de Francia, y su sucesor, recibió el título de Duque como agradecimiento por los servicios prestados a la corona, curiosamente, el primer Duque de la familia acabó sin cabeza.

Pronto sabrás por qué.

Si sigues este canal, ya habrás escuchado hablar de Enrique IV de Borbón, el que fuera considerado como el mejor rey de Francia.

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Bien.

Bajo el mandato de Enrique IV de Borbón, Francia tuvo un buen desarrollo económico y social, aunque este desarrollo no era gratuito, las luchas de poder y la defensa del territorio obligaban al país a estar batallando continuamente, algo muy habitual en aquellas fechas.

El Barón Dampierre, hijo del primer Mariscal de su familia, era amigo personal del rey y fiel aliado de la corona. Tuvo gran éxito en batallas decisivas para la corona, motivo por el cual Enrique IV le colmó de honores, nombrándote Almirante, Mariscal, Gobernante de un territorio francés y finalmente Duque de su territorio.

A pesar del chorreo de cargos y el título nobiliario que le otorgó el rey, Dampierre se sentía insatisfecho ya que consideraba escasa su recompensa.

A espaldas de Enrique IV, Dampierre conspiraba con otro duque para provocar un alzamiento de la nobleza en Francia contra el rey, quedándo él directamente con la soberanía de algunos territorios.

La conspiración fue avanzando, sin embargo, las filtraciones llegaron a oídos de la corte que detuvieron a Dampierre. Fue juzgado y condenado por traición. Su castigo fue perder la cabeza. Literalmente.

La historia del castillo y la familia continuó. Los títulos nobiliarios no les fueron arrebatados, así que continuaban gozando de sus privilegios.

Los siglos fueron pasando, y en el siglo XIX, el castillo sufrió un incendio que le causó daños, pero fueron reconstruidos. Aprovechando las obras, se creó una torre del homenaje, es decir, una torre más destacada que el resto del castillo donde reside el señor y se realizan las actividades de más relevancia.

Durante la segunda guerra mundial, el castillo fue nuevamente de gran importancia para Francia, ya que allí se guardaron grandes obras de arte del Louvre para su conservación.

A mediados del siglo XX, el heredero Dampierre vendió el castillo y fue convertido en hospital. Estuvo activo cerca de 40 años. A finales del siglo XX, se volvió a vender a una empresa británica que no le dio ningún otro uso, quedando así abandonado.

A pesar de los esfuerzos de la población que están tratando de recuperar el enclave, únicamente se ha conseguido que se realice una limpieza periódica de los exteriores. Mientras tanto, esta joya histórica continúa desvaneciéndose día a día.

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