El que fuera el Gran Balneario de La Puda de Montserrat situado en Esparraguera (Barcelona), ha pasado de ser un lugar de lujo y esplendor frecuentado por la burguesía catalana, a unas ruinas vandalizadas y muy mal tratadas por el ser humano que forma parte de uno de los sitios abandonados más populares de Barcelona.
Historia del balneario La Puda de Montserrat
La historia de uno de los lugares abandonados más visitado por curiosos y exploradores urbanos de Barcelona y otras partes de la geografía, está plagada de acontecimientos curiosos y sorprendentes.
El rio Llobregat, un terremoto y aguas termales: el orígen
Las primeras referencias documentadas del lugar datan del año 1718, cuando un tal Dr. Salvador realizó el primer análisis químico de las aguas que comenzaron a brotar en Esparraguera, junto al rio Llobregat.
El origen de estas aguas curativas se relaciona con un terremoto, el terremoto de Lisboa acontecido el 1 de noviembre de 1775, no obstante, no hay una certeza historia absoluta ya que los estudios del Dr. Salvador se documentación más de 50 años antes.
Derivado de los estudios que se realizaron sobre el agua de la zona que brota a una temperatura de 32º centígrados, se descubrió que su naturaleza sódico – sulfurosa podría tener efectos beneficiosos sobre el cuerpo humano. En el año 1818, el agua se comenzó a utilizar con fines medicinales.
Once años más tarde, en 1829, se concede a un sastre llamado Salvador Garriga de Esparraguera la licencia para la construcción de lo que sería el origen del balneario, dos edificios con baños situados uno a cada lado del río, aprovechando los brotes de corrientes termales.
La tragedia no tardó en llegar a La Puda, ya que en 1831, debido a problemas económicos, Salvador Garriga se suicidó. Su hermano tomó el testigo de la construcción, que junto a dos socios, lograron finalizar las edificaciones y ponerlas en funcionamiento en 1834.
La necesidad de acceder a las aguas termales, hicieron que los edificios tuvieran muy poca altura, de hecho, estaban prácticamente al nivel del rio, lo que condenaría estas construcciones a prácticamente la ruina por inundaciones provocadas por las crecidas del río Llobregat en los años 1842 y 1843.
El balneario y sus terrenos fueron comprados por Antoni Pujades i Manyans en 1845 que pretendía renovar las instalaciones y construir un manicomio, pero no tuvo éxito, ni tan siquiera, a raíz de la construcción de un puente sobre el rio Llobregat en 1858 que facilitase el acceso desde Esparraguera a La Puda.
Y así, en mal estado, pasaron casi tres décadas en lo que actualmente podríamos denominar, abandonado, su primer abandono antes de su gran transformación.
El esplendor y decadencia del Gran balneario La Puda de Montserrat
Avanzamos un poco en el tiempo, nos trasladamos a 1870, punto de partida del esplendor de este magnífico lugar. En este año, se comenzaron a crear las edificaciones el emblemático lugar que conocemos en la actualid.
A finales del siglo XIX e inicios del XX, el gran balneario de La Puda se hizo famoso entre los adinerados que frecuentaban sus instalaciones, aunque no pernoctaban allí, sino que inicialmente se hospedaban en el Hotel Gori de Olesa de Montserrat desde donde había un servicio de transporte permanente.
Entre los años 1917 y 1924, se vivieron los momentos más dulces de este impresionante centro.
Habían múltiples servicios, no únicamente era un lugar de retiro, sino que se trataban diversos tipos de enfermedades como soriasis, artritis y enfermedades respotarotias, entre otros. Era tal su fama, que incluso la reina Isabel II estuvo tratándose de algunas patologías.
Durante la Guerra Civil Española, el lugar dio servicio hospitalario, algo que se hacía extensivo a otros tantos sitios emblemáticos, acogiendo hasta cerca de 800 pacientes procedentes de distintas partes de España.
Las contínuas crecidas del río Llobregat fueron un problema constante para el balneario hasta el punto de cerrar definitivamente sus puertas en 1958 tras una fuerte riada.
A pesar de ello, en 1964 se intentó dar una segunda vida al lugar creando un restaurante que estuvo activo hasta la década de los 70, cuando una nueva riada que llegó hasta las fuentes termales inundó toda la planta baja que quedó llena de barro y en un estado muy comprometido.
Visita a La Puda de Montserrat
Cualquier persona que tenga un poco de sensibilidad por la historia de lugares históricos y con encanto, sentirá un poco de tristeza al ver cómo se encuentra el que fuera un imponente, no sólo balneario, sino retiro de salud.
Los efectos del paso del tiempo, junto a inclemencias del tiempo y crecidas del río, han comprometido una buena parte del edificio, sin embargo, lo peor es la acción humana. El vandalismo se ha apoderado en gran parte del lugar.
El robo de materiales, saqueos, pintadas de mal gusto, etc. están dejando las instalaciones con una penosa imagen para el visitante, demostrando a su vez una total falta de respeto por la propiedad.
Una vez entramos al recinto, vemos que no queda nada de lo que fuera el impresionante pátio donde los clientes del lugar pasaban el rato en una total tranquilidad, de hecho, todo el hierro que formaba la pérgola fue robado hace unos pocos años:
No podemos prestar especial antención a la puerta principal, toda una joya del siglo pasado, tratada con muy poca sensibilidad por vándalos:
La capilla es otro lugar que nada más verlo, genera una gran sensación de tristeza, ya que está en mal estado y con pintadas de muy mal gusto:
Hacer un recorrido por los pasillos interiores, es adentrarse en la misma historia, merece la pena dejarse llevar por la imaginación y trasladarse a otra época en la que el balneario estaba lleno de vida:
Cómo llegar al balneario de La Puda
El balneario se sitúa en la carretera que va de Olesa de Montserrat a Montserrat, y pertenece al término municipal de Esparraguera.
Llegar al lugar es fácil en coche, ya que existe tanto una indicación en la misma carretera (“Balneario La Puda”) y la ruta está perfectamente trazada por Google Maps.
Es posible llegar en coche al mismo balneario, sin embargo, es recomendable aparcar justo donde está el desvío, donde encontramos una zona de tierra donde aparcar el coche sin problemas e ir caminando por un trayecto bien acondicionado no más de cinco minutos.
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