Un día estas termas balneario brillaron con gran lujo donde grandes adinerados disfrutaban de tratamientos termales como baños, chorros a presión, vapores, masajes de barro, etc. para recuperarse de sus dolencias. Contaban con su propia ala de hospitalización y servicio médico. Sin duda, uno de los lugares abandonados más peculiares que hemos visitado.
Vamos allá.
Los tímidos rayos del sol que se atrevían a atravesar las densas nubes que tapaban el cielo, comenzaban a retirarse, cansados de esforzarse por hacerse un hueco en la tormenta que nos estaba acompañando.
La lluvia, por su parte, también mostraba signos de agotamiento, perdiendo su furia y quedando únicamente débiles gotas que, a pesar de su debilidad, se empeñaban en no darnos tregua.
Cuando nos adentramos en las termas, nos invadió una extraña sensación que nos costó un rato identificar, nuestra mente subconsciente nos estaba jugando una mala pasada.
Aún sabiendo que íbamos a visitar un lugar abandonado, nos resultó difícil creer que un sitio que en su momento de esplendor era cálido, armonioso y generaba sensaciones de bienestar, actualmente era un centro completamente desalmado, gélido, incluso me atrevería a decir, que tenebroso.
A mediados del siglo XIX se pusieron en marcha estas termas, que a diferencia de nuestro concepto actual de balneario al más puro estilo spa, tenían una función no sólo lúdica, sino también terapéutica.
A pesar que no hay una clara evidencia científica de los resultados de las terapias con aguas minero-medicinales y derivados como lodo, vapores, etc., disciplina a la que se denomina crenoterapia, algunos médicos recetan este tratamiento cuya duración podía ser de varias semanas, de modo que estos lugares tenían habitaciones para estancias medias y servicios de seguimiento médico.
En términos generales, los tratamientos termales en sus inicios, no eran aptos para todos los públicos ni todos los bolsillos, sin embargo, a lo largo de los años, el acceso a este tipo de centros se fue democratizando hablando en términos económicos, lo que facilitó el acceso a las termas a un público mayor.
En un intento de crear un complejo médico – turístico basado en aguas termales, la empresa que regentaba este lugar se embarcó en un ambicioso proyecto que incluía la creación de un gran hotel que finalmente se llevó a término, sin embargo, las inversiones realizadas, junto a otros estragos económicos que sufrieron, hicieron insostenible mantener el lugar en funcionamiento, cerrando sus puertas a finales del siglo XX.
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