Era un día de inverno de esos jodidos.
Frío.
Lluvia.
Viento.
Vamos, lo que viene siendo un día de mierd*, para nosotros, claro!
De tanto en tanto, caía tímido un rayo de sol que nos acariciaba suavemente la cara … y molaba … ese atisbo de calidez que nos hacía olvidar por un instante que íbamos mojados hasta las orejas y pelados de frío en lo que era nuestra tercera exploración del día.
Pero ahí ibamos, paso a paso, hacia nuestro destino. Unas termas. Un lugar que en su día, rebosaba calidez, relajación, armonía, bienestar. Vamos, lo que viene siendo un pequeño paraíso en la tierra.
Jo, sólo de escribir este correo me están dando ganas de ir a un spa, ¿no te pasa igual?
En fin, volvamos al mundo terrenal.
Cuando nos adentramos en las termas, nos invadió una extraña sensación que nos costó un rato identificar. Si tuvieramos que definirla con una palabra, diría que estábamos desconcertados.
Las termas en las que nos estabamos adentrandonos eran frías, muy frías, decadentes y un tanto tétricas. Todo lo opuesto a la imagen mental que teníamos de un centro termal.
A pesar de todo, nada nos impidió disfrutar de nuestra visita en la que conocimos detalles curiosos, detalles de los que te voy a dar unas pinceladas.
Verás.
A mediados del siglo XIX, se pusieron en marcha las termas que visitamos, aunque la historia del uso de aguas temales es casi más antiguo que Matusalén. Bueno, quizá me he pasado, pero sí eran conocidas por griegos y romanos.
ABRO BREVE INCISO
¿Sabes qué son aguas termales?
Si no eres un gurú, como es mi caso que he tenido que consultar la wikipedia, las aguas termales son aquellas que emanan de forma natural de formaciones geológicas a una temperatura superior a 4º C de la temperatura media del lugar donde se encuentran.
Toma ya!
CIERRO BREVE INCISO
Pues eso, a lo que íbamos.
El centro termal no daba únicamente servicio tipo spa como conocemos actualmente, sino que se realizaban tratamientos basados en el uso de aguas mineromedicinales bajo prescripción médica.
Sí, prescripción médica.
Oiga usté, le receto tres semanas de balneario.
Como podrás suponer, en aquellos años donde la democracia no era el fuerte de la sociedad, sólo los más adinerados y bien posicionados podían disfrutar del lujado de estar varias semanas en un centro termal.
Aunque si lo pienso bien, en nuestros tiempos tampoco ha cambiado tanto la cosa.
En fin.
El lugar funcionó estupendamente durante décadas, sin embargo, algunos acontecimientos básicamente conómicos, llevaron a este pequeño paraíso en la tierra a la quiebra.
¿Qué acontecimientos?
Te los explico, junto a más detalles en YouTube, así que si quieres saber más, pulsa aquí.