Estábamos hasta las narices.
Y te voy a contar porqué, pero primero he de decirte que ya puedes ver la segunda parte de uno de los palacios más bonitos que hemos visitado, un palacio con el que probablemente flipes, y mucho, si no me crees, compruebalo aquí.
Venga, sigamos.
Era un día que llamaremos X, así por darle un rollo de espías que mola bastante, en el que el sol pegaba fuerte, teníamos varias casas por comprobar y no estábamos teniendo nada de éxito.
Una casa en ruinas.
Una casa habitada.
Una casa completamente cerrada.
Una casa con un perrazo enorme que nos acojonó sólo con mirarnos, no te cuento cuando ladró.
En fin, lo que viene siendo una mier.da de día en cuanto a éxito en la exploración.
¿Sabes qué es lo realmente curioso?
La mayoría de días que salimos a buscar cosas nuevas, son así. Kilometros a cascoporro, carreteras chungas, caminatas, picaduras de insectos y ortigas que pican de otra forma, pero ¡joder cómo pican!, arañazos de zarzas, alguna que otra caída … vamos un festival.
Dicho así, no parece muy glamuroso, pero a quien nos gusta esto, disfrutamos como monos.
Verás.
El día X estaba cumpliendo el patrón de un día de éxito 0, otra salida más en la que nos íbamos a ir a casa con las manos vacías, o eso pensábamos.
Eran aproximadamente las 7 de la tarde, habíamos tomado la carretera caminos a casa, no sin antes marcar una última ubicación que nos pillaba más o menos de camino. Siempre nos pasa, marcar una última ruta en el mapa, es como la última copa de la noche que, en realidad, nunca es la última.
Tras recorrer algunos kilómetros por un camino de cabras con nuestro flamante coche de carretera que probablemente tenga los amortiguadores más reventados de Barcelona, avistamos la casa que había tras la bandera de Google Maps.
Tenía buena pinta. El pulso se nos aceleró. Ahora venían los nuevos retos:
Aparcar el coche.
Ir a la casa sin que nos vieran los vecinos.
Que estuviera deshabitada.
Que pudieramos entrar.
Que tuviera cosas curiosas.
Bufff… muchas cosas. Sólo con que una de ellas salga mal, todo el esfuerzo se convierte en otra comprobación fallida.
Pero … No salió mal.
Nos encontrábamos ante una de las casas más peculiares, intacta y decadente que nos habíamos topado en la zona. Una verdadera joya.
¿Y sabes lo mejor?
Que esta semana, la podrás ver. Si quieres un avance, me contestas y te envío un enlace al trailer. Si te apasiona la decadencia, te encantará.